Hasta casi finalizar el siglo XX, A Cañiza era paso obligado para todos los vehículos. Por ella transcurría (y transcurre) la N-120, arteria única que unía Vigo con Logroño y que era necesaria para todos aquellos que se dirigían o venían de la meseta. El tránsito de mercancías era enorme, pues el puerto de Vigo hacía de nexo comercial con el Océano infinito. Eran muchos los que paraban a descansar y de paso reponer fuerzas con un buen bocadillo de jamón. La Autovía de As Rías Baixas truncó el inmenso trajín de esta villa. Hoy, unos 14 años después, solo irás A Cañiza si sabes que hay buen jamón y muchos incluso se quedan fuera, en el area de servicio. Por eso deberíamos dar a conocer las riquezas de nuestras tierras, para que la gente no pare sólo en esta comarca para comer un buen bocata de jamón, serrano o asado. A Cañiza esconde, entre muchos de sus valores naturales, un tesoro arqueológico legendario único en nuestra región. Pero claro, se encuentra escondido en medio de toxos y silvas, por no hablar de otras malas hierbas, no propias de un legado histórico. Tampoco hay señalización y las guías de la comarca le dan ligera importancia. Castros hay muchos, musealizados y destrozados, pero este no es un castro cualquiera, es un castro en donde la historia se funde con la leyenda y lo mágico se une con la tradición. A menos de 200 m de "A Cidade das Grades, o "das Achas" se encuentra una misteriosa y antiquísima fortificación, en una loma que se eleva unos 30 m más que el castro y su estructura apunta como desafiándolo. Por su puesto no verás nada, a no ser que le eches imaginación.
Existe una leyenda cuyos orígenes se pierden en el tiempo y está relacionada con este lugar. Resumiendo, cuenta que os mouros habitaban y gobernarban con gran bravura las tierras de San Martíño de Ladróns. Su arte en la guerra, unidos a su fiereza los hacían invecibles por estos lares. Tenían un Rey e incluso contaban con "amigos mouros" en los castros cercanos que les ayudaban en caso de peligro. Pero llegaron "os cristiáns" para expulsarlos de estas tierras. Para ello necesitaron construir una fortaleza, que se llamaba A Cerquiña, desde donde oirían y verían todo o "que falaran e fixeran os mouros". Después de un largo asedio conseguirían tomar "A Cidade" y expulsar "os mouros".
Por eso es muy probable, que la leyenda, se pueda aplicar quizás a la historia. Seguro que no había "mouros" pero sí habitantes castrexos. En Galicia, todo aquello que existía en forma de restos arqueólogicos y que los habitantes no reconocían como suyos y sus orígenes les eran desconocidos, fueron achacados "os mouros". "Os Cristiáns" es fácil que fueran los invasores romanos que en menos de 400 años ya estaban prácticamente cristianizados. A Cerquiña no es menos que la edificación misteriosa y la vivienda "dos Mouros", era, naturalmente el Castro das Grades. Este se encuentra rodeado de dos ríos, Deva y Senande. Llama la atención las particularidades defensivas, no propias de los castros convencionales. Su naturaleza y su defensa lo hacían prácticamente inexpugnable, un verdadero "oppidum". Lo que no se puede probar es el origen de A Cerquiña, pues su construcción es muy rudimentaria, quizás, con la certeza de una uso breve. Sus defensas son fosos y elevaciones compuestas de piedras y tierra. Los romanos podrían hacer construcciones similares pero también pudo haberse construído y habitado unos siglos antes.
Pero si quereis saberlo casi todo sobre este poblado y su compañero,
podeis descargar este pdf, en donde se muestra, entre otros trabajos, un espectacular y fascinante estudio realizado por Francisco Javier Fernández Nogueira. Gracias a este estudioso y
Glaucopis (Boletín do Instituto de Estudios Vigueses), podemos conocer un poco más nuestra tierra, ya que por la información, señalización y mantenimiento del concello de A Cañiza no será posible. Y eso que existe un camping municipal a menos de 1000 m de esta legendaria joya arqueológica. Además un puente ancestral en las inmediaciones y un hermoso río Deva con un bosque de ribera espectacular, nos harán más agradable la visita y el conocimiento de las antiguas civilizaciones de Galicia.
Y tan solo es uno de los tesoros de A Paradanta.
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Río Deva, a su paso a los pies del Castro de A Cidade. |