Iberdrola compró en 1964 una aldea ourensana en el Cañón del Sil. El embalse jamás se ejecutó. En marzo del 2009, la compañía derribó, además de las viviendas, la capilla de
San Martiño en aquel momento protegida por Patrimonio y por la normativa municipal. Patrimonio abrió una inspección que canceló el 18 de enero pasado eximiendo a la empresa de responsabilidad.
No porque no la tenga, que por supuesto la tiene, sino porque
"caducó el procedimiento sancionador", aunque
"no la infracción", según consta en el informe en el que se reconoce que la Xunta notificó fuera de plazo la ilegalidad a Iberdrola.
Un error imperdonable
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