La pequeña ría
de Ézaro, en donde el Xallas vierte sus aguas en forma de fervenza, ha sido convertida ayer en una sartén gigante llena de aceite. Por lo visto un escape involuntario permitió que fueran derramados alrededor de 1000 l de aceite destinados a la central para su uso en las máquinas. Dicen que fue un particular el que avisó de la fuga. Se hace curioso pensar en la persona que avisó, pues la empresa a cargo de los trabajos debería haber avisado automáticamente una vez derramado el líquido contaminante. Las autoridades actuaron con rapidez y pudieron controlar con premura el vertido. Menos mal que fue por la semana, pues hace dos meses, era domingo, alguién avisó de un vertido en un hermoso río de la provincia de Ourense, y resulta que la unidad más cercana estaba a casi 200 km del punto del supuesto vertido.
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