El Río Oseira pasa a los pies del monasterio que lleva su mismo nombre. Aguas arriba forma un bonito paraje en forma de area recreativa cubierta con centenarios carballos. Pero aguas abajo, una moderna carretera cruza el río para dar acceso al monasterio. Si nos detenemos sobre el puente, veremos que la carretera fue ampliada y el puente anterior ancheado con hormigón. Pero lo más curioso de este lugar no son estos puentes, sino otro tercer puente de piedra mucho más antiguo que fue eclipsado y casi embutido por los nuevos y que hoy se encuentra oculto entre la maleza y que casi pasa prácticamente desapercibido. Si no es de casualidad no verás esta pequeña joya oculta que mantiene sus características originales casi intactas.
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