Junto a la Iglesia de Santa María de Amoeiro existe un buen conjunto de hórreos de diferentes tipologías. Su estado de conservación, sobre todo los que son de madera, no es muy bueno, pero es un placer poder observar esta muestra de arte popular. Sin embargo es un caso de como se hacían (y se hacen) mal las cosas. Entre ellos, y en una especie de intento de mimetización esperpéntica se encuentra un gran transformador eléctrico horrendo. Es gracioso su forma como graciosa es su situación en medio de dos antiquísimos hórreos de madera. No solo fue culpa de la compañía eléctrica sino también de las autoridades que permitieron construir esa abominación ahí. Es verdad que debe tener ya sus años, pero más años tienen los hórreos que lo flanquean.
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